UNA RECOPILACIÓN DE OBRAS DE ARQUITECTOS INGLESES - BRITÁNICOS QUE CAMBIARON LA
FISONOMIA DE ARGENTINA


Contacto : Walter Fernández : wmf12@hotmail.com

miércoles, 22 de febrero de 2012

BASSET-SMITH - COLLCUTT /Iglesia Plebisteriana de San Andrés/Buenos Aires/1911

Originalmente asentados en la Colonia Santa Catalina desde 1828, los escoceses inmigrantes construyeron por suscripciones y donaciones una iglesia a la que denominaron St. Andrews (Iglesia Presbiteriana de San Andrés). En 1911 se compró el terreno, y en 1913 se construyó, obra de los arquitectos Basset-Smith y Collcutt. La inauguración, ocurrida el 2 de marzo de 1913, tuvo lugar en el marco de una ceremonia presidida por el Reverendo Fleming. Se ha convertido desde entonces en un lugar de encuentro para la colectividad escocesa con actividades durante todo el año. Íntimamente relacionadas con esta historia surgen los apellidos Dodds, Bell, Rodger, Kidd, Grant, McJohnstone, Rodman, Burnet, Macluskie, Auld, Rudd, y otros. Está situada en la esquina de Gral. Paz y Espora, a media cuadra de la Parroquia Nuestra Señora de la Piedad.

Walter Bassett Bassett Smith era hijo del arquitecto William Smith (1834-1901) y de Ana Eliza Hall )1827-1914). Había nacido el 23-7-855 en Kilburn Londres, viviendo en la calle Alexandra 62, en 1880 registra este doble apellido en Sommerset House.Sus hermanos eran Charles Aubret; Percy William, Edith Louse; Annie Margaret, Ellen Francés y Winifred, con está última viaja en 1881 desde Liverpool, hasta Venecia, recorriendo diversas ciudades del Mediterráneo. Ese mismo año gana el 2do. premio con medalla de plata por un dibujo en escala de una catedral gótica, en la Royal Academy de London. Posteriormente trabaja junto a su padre y un hermano en la restauración de la Catedral de Chichester, luego se traslada a Cambridge donde construye las casas de James Geaves y de W. Hobson.Viaja a nuestro país en 1889, pasa la crisis de la revolución del 90, y al año siguiente trabaja por cuenta propia.

sábado, 18 de febrero de 2012

Cementerio de los Ingleses /Cementerio de los Disidentes / 1833

En las primeras décadas del siglo XIX Buenos Aires no era aún esa ciudad a la que años después algunos iban a llamar “la París de América del Sur”. Y todavía tenía rasgos de la gran aldea heredada de los tiempos de la Colonia. Por entonces muchos extranjeros la habían elegido como su lugar en el mundo.

 Y también muchos, que no profesaban la religión católica, morían aquí. Aquello fue lo que obligó a crear un cementerio para gente de otras confesiones, ya que los católicos eran sepultados en las iglesias y sus alrededores, mientras que los demás se enterraban cerca de las barrancas del río.


cementerio_ingleses08
El primer cementerio para disidentes (como se los denominaba) estuvo en la zona de Retiro, cerca de la Iglesia del Socorro. Pero en 1833, cuando su capacidad quedó colmada, se decidió crear otro en un área más alejada. La opción fue un terreno al que conocían como “el hueco de los olivos” y que había pertenecido a la familia De la Serna. Hoy, en aquel “alejado” lugar del barrio de Balvanera, está la plaza Primero de Mayo.

 
Rodeado por las actuales calles Hipólito Yrigoyen, Pasco y Alsina, (el sector que da sobre la calle Pichincha está ocupado por edificios) aquel sitio se convirtió en un cementerio que administraba una comisión integrada por ingleses, alemanes y estadounidenses. Y también allí, desde 1870, se enterró a los primeros judíos que vivieron en Buenos Aires. Aquel segundo cementerio de disidentes se clausuró en septiembre de 1891, aunque hubo inhumaciones hasta principios de noviembre de ese mismo año. Los últimos traslados de restos sepultados en los que hoy es la plaza se hicieron en 1923. Pero no todos se retiraron. Algunos, porque nunca fueron reclamados; otros, porque nunca fueron encontrados.

cementerio_ingleses07
Uno de estos últimos casos es el de Elizabeth Chitty Curling de Brown, quien fue la esposa del almirante Guillermo Brown. Nacida en 1787 en Inglaterra, la mujer había llegado a Buenos Aires en marzo de 1822, acompañada por “cuatro hijos y dos criados”. El 29 de julio de 1809, en Londres, ella se había casado con quien sería uno de nuestros héroes históricos. Y como era de origen protestante y su marido católico, habían acordado previamente que las hijas mujeres que nacieran de esa unión profesarían la religión materna y los varones, la del padre.

Elizabeth murió en 1868 y fue sepultada en ese cementerio. Luego, sus huesos nunca pudieron ser hallados. Hoy, en la plaza, una placa de bronce recuerda “a la virtuosa compañera de nuestro máximo prócer naval, cuyos restos hoy perdidos reposan en este solar”. 

Por una ordenanza de abril de 1925 el predio fue bautizado como “Plaza Primero de Mayo”, en homenaje al Día Internacional de los Trabajadores. Y como tal fue inaugurado el 14 de abril de 1928. El monumento “Al Trabajo” que hoy está allí es obra del escultor Ernesto Soto Avendaño (1886-1969), ganador del primer premio de escultura en 1921.

cementerio_ingleses03
cementerio_ingleses01 Al pie de la obra (un hombre que lleva sobre su hombro una pesada maza) un pequeño grabado menciona el lugar donde se realizó: “Fundición Trivium-Pueyrredón 372 -Bs. As.” También en el mástil que está en el centro de la plaza (obra del escultor Israel Hoffman y de los ingenieros Bernardo y Germán Joselovich) hay otra curiosidad: en un grabado de sus laterales se ve la imagen de dos hombres junto a un arado. Uno viste tradicionales ropas gauchescas; el otro, las típicas de los inmigrantes llegados de Oriente Medio.
Pero esa plaza no fue la única cuyos terrenos fueron camposanto. En Villa Urquiza, en lo que hoy es la plaza Marcos Sastre (Monroe y Miller) estuvo el Cementerio de Belgrano. Funcionó allí entre 1875 y 1898. El lugar lleva ese nombre porque allí descansaron los restos de ese naturalista y escritor. Pero esa es otra historia.


 cementerio_ingleses02











WALTER BASSET/ PALACIO BALCARCE /Buenos Aires / Av. Pte. Quintana 161./Recoleta /1913

Imaginemos por un momento la Buenos Aires de 1900. Desde fines del Siglo XVIII la zona de la  Recoleta evolucionaba y se expandía a raíz de la epidemia de fiebre amarilla  que provocó el éxodo de los habitantes que inicialmente habían ocupado la zona sur de la ciudad. Así se transformó de un lugar  de apartadas chacras propiedad de familias patricias, a un refinado barrio de palacetes y mansiones.










La Calle larga de la Recoleta, primer nombre que recibió la Avenida Quintana,  comunicaba el Convento de los Recoletos con el resto de la ciudad. Esta larga calle no se cortaba por ninguna otra en lo que iba desde la Cinco Esquinas hasta Callao y era la más relevante del barrio. Oscura de noche y pintoresca de día, de pobre aspecto, tenía un ancho desigual, carecía de cercas y soportaba el paso diario de peatones, caballos y carruajes.


En ese contexto Don José González  Balcarce ideó su residencia y en 1913 el arquitecto Pablo Casabelli  comenzó su construcción, trabajando sobre un proyecto del arquitecto inglés Walter Basset.